Son días amarillos que traen entusiasmo, vitalidad y felicidad. Y así me siento yo…
Con la primera luz del día, comienza ,levemente, a entrar el amarillo por los ventanales…
Los campos de alrededor se visten de amarillo y yo me impregno de él en mis paseos matutinos.
Son paseos realmente inspiradores y todo un regalo para los sentidos.
Me gusta llevarme a casa pequeños pedacitos de ese amarillo, para que, desde mis rincones preferidos, me acompañen todo el día y continúe así, la inspiración y esos maravillosos estados emocionales.
Recordatorios visuales…
Y es que la belleza nos recuerda y lleva a conectar, fácilmente, con nuestro interior, ayudándonos a alcanzar estados de plenitud.
Me siento bien, feliz… Gracias